jueves, 24 de noviembre de 2011

Los acuerdos




Tras perder en la encuesta aplicada por las empresas Nodos y Covarrubias y Asociados para definir quién será el candidato de la izquierda a la Presidencia en 2012, Marcelo Ebrard se muestra tranquilo e incluso recomienda a sus colaboradores trabajar para fortalecer al PRD. En entrevista con Proceso, el jefe de Gobierno del Distrito Federal se lanza también contra las tribus enquistadas en ese partido y les critica su forma de hacer “política chiquita”.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La noche del domingo 13, horas después de que se difundieran los resultados de las encuestas aplicadas por las empresas Nodos y Covarrubias y Asociados para conocer quién era al precandidato presidencial de la izquierda mejor posicionado, Marcelo Ebrard Casaubon y Andrés Manuel López Obrador se reunieron en la casa de este último, en la colonia Del Valle, para conversar sobre los números que arrojó el sondeo nacional y “planchar” el acuerdo político que ambos hicieron público 48 horas después, el martes 15, en el hotel Hilton Alameda.
Ebrard revela en entrevista que en ese encuentro le hizo cuatro propuestas puntuales a López Obrador: cesar el conflicto con el PRD y sus dirigentes; trabajar en la construcción de un Frente Amplio, similar al que se gestó de manera exitosa en Uruguay, porque –le dijo– los partidos de izquierda, en las condiciones actuales, no tienen futuro; asumir una actitud más moderada con las clases medias y el sector empresarial, abrirse al exterior y abanderar los derechos de las minorías, y evitar a toda costa la división en el Distrito Federal en la selección de los candidatos a puestos de elección popular, incluida la Jefatura de Gobierno.
Asegura que no hizo esos planteamientos de la noche a la mañana, al calor de los resultados de las encuestas, pues ya los había platicado antes con su correligionario. Sólo, dice, se trataba de recordarlos y sellarlos. Afirma que López Obrador fue receptivo y se comprometió a acatar sus propuestas. “No veo cuál sea la lógica para no hacerlo, qué ganaría al no cumplir, cuál sería la utilidad para su propia causa”, puntualiza.
Antes de encarar a la prensa, Ebrard y López Obrador tuvieron otro encuentro el lunes 14, ya entrada la noche. El lugar fue la sede de la fundación Equidad y Desarrollo, en la colonia San Miguel Chapultepec, donde analizaron en detalle los datos que arrojaron las encuestas.
La víspera, la información había sido procesada por los equipos de trabajo de ambos, encabezados por René Cervera, el mismo que dirige la fundación, en el caso de Ebrard, y por Octavio Romero Oropeza, en lo que respecta a López Obrador.
–¿Cuál fue su primera reacción al saber que los resultados habían sido desfavorables a su causa? –se le pregunta al jefe de gobierno capitalino.
Sin soltar su BlackBerry, Ebrard titubea unos segundos antes de responder.
–Me sorprendió un poco. Esperaba mejores resultados… sí.
Aun así, asegura que, en las condiciones en que contendió, sin hacer una campaña abierta y larga como el tabasqueño, no le fue tan mal, pues ganó dos de las cinco preguntas del cuestionario aplicado por las encuestadoras a 6 mil personas en todo el país. “Crecimos mucho; de hecho, ahora somos dos fuerzas equivalentes”, presume.
“La diferencia principal entre López Obrador y yo fue la variable sobre conocimiento: a Andrés lo conoce 96% de la población y a mí 76%, más o menos. Si bien el potencial de crecimiento que tenía era relevante, López Obrador tiene a su favor la intención del voto; es más alta, en buena medida gracias a su permanente presencia pública en el país desde 2006.”
Con base en ese dato, añade Ebrard, únicamente tenía dos opciones: “cuestionar el resultado de las encuestas e irme a las internas o acatar los resultados. Decidí irme por la segunda, porque me parecía absurdo impugnar un ejercicio democrático que yo mismo propuse en mayo pasado y de paso enviar un mensaje al electorado de que la izquierda puede ser diferente”.
–De haber ganado usted, cree realmente que López Obrador hubiera aceptado el resultado?
–Sí, sin duda. Él sabía de antemano que la derrota era un riesgo; si no, ¿para qué entrar a la competencia? No sé cuál sea su valoración de los resultados. No me lo dijo. Pero desde mi punto de vista, ahora hay una posición muy distinta de la que se tenía hace uno o dos años.
Hacia nuevos modelos políticos
El martes 15, López Obrador y Ebrard dieron una demostración de aparente unidad al llegar juntos al hotel Hilton Alameda, donde sus operadores dieron a conocer únicamente los resultados globales de las cinco preguntas que definieron quién es el precandidato de la izquierda mejor posicionado.
En su alocución, Ebrard anunció que se haría a un lado en la carrera presidencial; comprometió a López Obrador a cumplir su palabra para poner fin a su diferendo con un sector de la dirigencia del PRD (Los Chuchos y Alternativa Democrática Nacional) y propuso la creación de un frente amplio de izquierda, así como tener mayor acercamiento con las clases medias y el sector empresarial.
En la entrevista, el jefe de gobierno del Distrito Federal resalta la importancia de trabajar en la construcción de un frente de izquierda similar al que se formó en Uruguay el 5 de febrero de 1971 y que puso fin a la dictadura en ese país:
“El modelo de hacer política de la izquierda ya se agotó. La izquierda no puede ya depender de caudillos ni de figuras fuertes, porque cada vez que hay una elección, un consejo, surge el conflicto. Bajo ese esquema, en la actualidad el vencedor se lleva todo. Eso es ya inadmisible.”
Subraya también que la izquierda partidaria se ha cerrado a la discusión, al intercambio de ideas, así como a abanderar nuevas causas, como los derechos humanos, las libertades públicas, la equidad de género, lo que es “gravísimo”.
Prosigue: “Lo que se requiere es armar una coalición de partidos, aunque ello implique sentarse con el contrario, aceptar la diversidad de ideologías y pensamientos y aceptar reglas. Es complejo, pero es mejor que vivir en el conflicto de manera permanente y, sobre todo, preservar un nombrecito, las prerrogativas; en una palabra, continuar haciendo política chiquita”.
El primer paso hacia esa ruta se concretó el jueves 17 con la firma de un convenio de coalición total para 2012 por parte de las fuerzas de izquierda.
–En su discurso, López Obrador prácticamente pone en manos de usted al último bastión de la izquierda en el país: el Distrito Federal –se le plantea a Ebrard.
–Lo que quiso decir es que el PRD es mucho más fuerte que los partidos aliados, por lo que no podemos pensar en tener dos o tres candidatos de partidos distintos. Hay que respetar el proceso en el Distrito Federal. En Michoacán se perdió porque los partidos aliados postularon a candidatos distintos en algunos municipios. Eso no puede ser.
Por lo pronto, comenta, defenderá lo que se ha ganado en el Distrito Federal y defenderá la elección local. Advierte también que las tribus perredistas van a tener que “urbanizarse”, quieran o no. “Su esquema de hacer política ya caducó, no tiene futuro”, asegura.
Los retos para el DF
Los resultados alcanzados en la reciente elección de consejeros del PRD le dan el derecho a Ebrard de designar al presidente de ese partido en la capital del país; así que además de tener el control de la ciudad, tiene el control de esa organización en el Distrito Federal.
“Lo que voy a tratar es de no convertirme en una facción más, porque ahí sí perdemos; lo que voy a hacer es usar el peso político para terminar con los excesos y los pleitos”, dice.
–En el Distrito Federal el PRD tiene varios precandidatos a la Jefatura de Gobierno. ¿No le parece un exceso?
–Lo que sucede es que estamos en una etapa en la que todos aquellos que tienen una aspiración, legítima o no, se apuntan. Lo que hay que hacer es elegir la metodología que se va a utilizar para seleccionar al candidato. Eso va a depurar la contienda.
En su opinión, la metodología que utilizaron él y López Obrador probó su funcionalidad, por lo que, afirma, tratará de que ese mismo esquema se repita en la capital del país.
“Se comprobó que es un método razonable, mucho menos conflictivo que cualquier otro. Cierra la posibilidad de llegar al conflicto y además tomas en cuenta la opinión de los ciudadanos; es decir, fortaleces tu posición. Eso me parece un camino importante para comenzar el proceso de renovación del partido, que ya no tenga peso la capacidad de movilización, sino la representatividad ante el elector.”
El martes 15, tras la presentación de los resultados de las encuestas, Ebrard se reunió a las tres de la tarde en la sede de la fundación Equidad y Desarrollo con los integrantes de sus gabinetes legal y ampliado, algunos de los cuales, en particular las mujeres, se mostraban apesadumbrados.
Acompañado de su esposa, Rosalinda Bueso, Ebrard llegó a la cita de buen humor, al punto de bromear con algunos de sus colaboradores. “Hay que quitar esas caras, levantar el ánimo y reforzar el trabajo; hay mucho qué hacer todavía”; les pidió pensar hacia delante y anticipó que jalaría al partido para que se ponga a trabajar.
“Ya basta de hacer escenitas, de desempeñar un papel tan lamentable. En la ciudad no podemos repetir lo que ha sucedido en otros estados. Debemos tener claridad y rumbo”, expuso.
La ecuanimidad de Ebrard contrastaba con la pesadumbre de algunas mujeres, como la directora general del Instituto de la Mujer, Martha Lucía Mícher Camarena, quien tenía los ojos enrojecidos.
En los 20 minutos que duró la reunión, Ebrard lamentó que su gobierno no haya podido permear más en las clases medias, por lo que instó a sus colaboradores a trabajar con mayor enjundia con ese sector en lo que resta del sexenio.
Antes de concluir, el funcionario habló sobre la sucesión en el Distrito Federal y dijo que no es posible que haya tantos candidatos. “Eso no puede ser, hay que ponerse de acuerdo”.
Los grandes ausentes fueron los funcionarios afines a la corriente de Izquierda Democrática Nacional (IDN) que dirige René Bejarano, entre los cuales se encuentran Laura Velázquez Alzúa y Benito Mirón Lince, secretarios de Desarrollo Económico y del Trabajo, respectivamente.
Horas más tarde, Ebrard sostuvo otra reunión en ese mismo lugar con algunos de sus operadores políticos en la Cámara de Diputados, la Asamblea Legislativa, el PRD y el GDF, entre ellos Armando Ríos Piter, Hortensia Aragón, Jesús Valencia, Patricia Patiño, Max Reyes y Víctor Hugo Lobo. Este último es jefe delegacional en la Gustavo A. Madero y fue quien frenó la elección de consejeros al tomar el edificio donde se encontraban guardadas las boletas para, según su propia versión, impedir un “bejaranazo”.
En dicho encuentro, el gobernante capitalino les confió que no podía ser el candidato presidencial de la izquierda porque sólo ganó dos de las cinco preguntas de la encuesta, lo que lo obligó a honrar su palabra y respetar los resultados, que favorecieron a López Obrador. Les confió también que no se sentía triste ni engañado “porque en las contiendas se gana o se pierde”.
Asimismo, les pidió apoyar al virtual candidato presidencial de la izquierda y trabajar intensamente para reconstruir al PRD. “Hay que hacer un balance para saber dónde le hace falta fuerza al partido y trabajar ahí”, sugirió.
El porvenir
Marcelo Ebrard habla de su futuro inmediato y asegura que su único plan es terminar su gestión en el Distrito Federal.
Para él, la mejor manera de apoyar a López Obrador en su candidatura presidencial es desde el gobierno de la ciudad.
–¿No guarda ningún resentimiento?
–De ninguna manera. Desde antes de que se dieran a conocer los resultados de la encuesta dije que si no ganaba me quedaría en el GDF, y así lo voy a hacer.
Asegura que no se ve ni como jefe de campaña ni como candidato al Senado.
Eso sí, afirma, al término de su mandato se abocará a organizar de otra forma a la izquierda desde el frente. Y subraya: “No podemos seguir así; la izquierda necesita dar un viraje de 180 grados”.
Ebrard, quien desde hace unos días luce en la muñeca izquierda una pulsera roja hecha de hilo –“fue un regalo de mi esposa, una muestra de cariño”, comentó a los reporteros–, se refiere a las posibilidades reales que tiene López Obrador de remontar en las encuestas los 20 puntos que hasta ahora le lleva de ventaja el priista Enrique Peña Nieto.
Dice: “Andrés tiene una buena posibilidad de remontar por dos razones: primero, porque hoy somos la segunda fuerza nacional, no la tercera, lo cual es un dato no menor; segundo, porque tenemos un voto consistente de veintitantos puntos. Entonces, hay posibilidades reales de crecer”.
Considera que López Obrador debe empeñarse en atraer a sectores que se han alejado o no se sienten bien representados por el PRD, como los grupos que defienden los derechos de la mujer, las preferencias sexuales, las causas ambientales y los derechos humanos.
Además, puntualiza, no debe perder de vista las nuevas herramientas que utiliza la sociedad para comunicarse: “El año que entra tendremos 40 millones de usuarios de internet, Twitter y Facebook y una generación de jóvenes de 18 y 25 años que ya no ven televisión. Eso va a ser crucial. Tenemos que estar cerca de ellos; de lo contrario no ganaremos”.
Por ello, dice, no desaprueba la presencia de López Obrador, el miércoles 16, en El Noticiero, el espacio estelar de Televisa que conduce Joaquín López-Dóriga, después de cinco años de veto.
–En el hipotético caso de que López Obrador ganara la Presidencia en los comicios de 2012, ¿dónde se ve usted?
–Si eso llega a ocurrir, desde luego que no me gustaría perder la oportunidad de formar parte del primer gobierno de izquierda en el país –responde sonriente.

martes, 22 de noviembre de 2011

López Obrador por la hazaña




Con un notable rezago frente al priista Enrique Peña Nieto, mayor al que respecto a él tenían Felipe Calderón y Roberto Madrazo en 2006, Andrés Manuel López Obrador ha aplicado el principio de que a un escenario distinto corresponde una estrategia diferente, justamente porque sabe que sus enemigos son los mismos que en su primera incursión presidencial.
Por eso el primer paso de ganar la Presidencia de la República en 2012, que sería una epopeya, fue lo que hasta hace menos de dos semanas parecía utópico: Obtener la candidatura de toda la izquierda sin ruptura y, algo tan importante como ésta, materializar una coalición total con candidatos a diputados y senadores electos con base en su fortaleza electoral medida por encuestas.
Si la izquierda supera sin escándalo el transe que significa procesar los candidatos a legisladores que resulten de los “mejor posicionados” entre las propuestas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) –que ya tiene los resultados de las encuestas que la empresa Covarrubias y Asociados levantó en los 300 distritos electorales del país– y las del Partido de la Revolución Democrática (PRD), entonces se ensanchan las posibilidades de victoria.
Porque a diferencia de hace seis años, cuando López Obrador jaló votos a los candidatos a diputados y senadores de la izquierda –algunos de los cuales, particularmente los Chuchos, se amafiaron con Calderón–, la estrategia ahora, dadas las nuevas circunstancias, es que éstos deberán abonar a la candidatura presidencial.
Así, aun con el déficit democrático que implica un arreglo oscuro sólo entre dos líderes, López Obrador y Marcelo Ebrard –que como parte del mismo éste impondría al candidato a sucederlo en la Ciudad de México–, el arranque de la izquierda modificó el tablero de la sucesión presidencial y cuenta con algo a su favor: Lamentablemente el país está peor que en 2006.
En efecto, la degradación de la vida política, social y productiva ha sido acelerada y se ha instalado entre los ciudadanos un ánimo peligroso: La desesperanza. Y ya se sabe: Una sociedad sin ilusión por el porvenir se condena a la mediocridad y a la descomposición, que en la decadencia en curso es inaceptable.
Diversos indicadores independientes y aun oficiales desnudan la realidad atroz de México, de por sí aislado del mundo y sometido a Estados Unidos. El más lacerante de esos datos es que en sólo cuatro años, de 2006 a 2010, un total de 12 millones 205 mil 356 mexicanos fueron arrojados al infierno de la pobreza patrimonial.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), se trata de un aumento de 27% del número de pobres que había cuando, en 2006, Calderón asumió al cargo. La pobreza patrimonial pasó de 45.5 millones ese año a 57.7 millones el año pasado, más de la mitad de los mexicanos.
Y otra cifra que sobrecoge: Deambulan por el territorio nacional siete millones de jóvenes que no estudian ni trabajan, los mal llamados “ninis”, la mayoría de los cuales son mujeres.
La calidad de vida se ha desplomado y, según la ONU, en materia de salud, educación e ingresos, México está por debajo de Chile, Argentina, Uruguay, Cuba y Bahamas. Nada menos.
Justamente en 2010, en un contraste insolente, el magnate mexicano Carlos Slim apareció como el hombre más rico del mundo.
Estos números de escándalo coexisten con otro fenómeno que oprime el ánimo de los mexicanos: La violencia que, en efecto, tiene a México en un estado de emergencia y con la crisis humanitaria más dramática de su historia reciente. Se han acumulado, todo el mundo lo sabe, 50 mil muertos, 230 mil desplazados, 10 mil desaparecidos y mil 300 jóvenes y niños asesinados. Son números, pero no olvidemos que se trata de personas.
Unicamente por esto es necesario y urgente un cambio en el rumbo de la nación que, vistos los resultados de los gobiernos priistas y panistas de las más recientes tres décadas –cuyo crecimiento promedio es de 2.5% anual, menor al 3.3% del porfiriato–, sólo podría venir de la izquierda.
Parece remoto que, en la hipótesis de un triunfo de López Obrador, pudiera materializarse un cambio drástico, pero es indispensable frenar el deterioro y establecer un punto de partida hacia algo que reactive la esperanza de los mexicanos.
El inicio de esta nueva travesía de López Obrador y de la izquierda toda es halagüeño, pero la contienda se avizora con los peores signos, no sólo como parte de una campaña ordinaria por el poder político, sino porque se trata de una disputa por la nación y gravitan los peores intereses de los poderes fácticos, incluidos los criminales.
El cambio de estrategia de López Obrador, que por ejemplo después de hacer un reclamo a Televisa por su política facciosa le ofrece un nuevo trato, o anteponer la propuesta de unidad a la beligerancia del 2006, no implica que sus mismos enemigos de 2006 mutarán y se sumarán a la “república amorosa”, que a muchos mueve a chunga.
El amasijo de intereses que en 2006 se articularon no se ha disuelto y ahora impulsan a Peña Nieto. El propio Calderón, que detesta a López Obrador, cuenta con los instrumentos del gobierno federal, que son muchos, y su capacidad de daño es inmensa.
De hecho, la campaña negra contra López Obrador, que no ha cesado en los cinco recientes años, se ha intensificado desde las cuentas de correo de funcionarios federales que usan seudónimos para no ser identificados.
En fin, hay un escenario aciago hacia el 2012 que, ojalá, desemboque en un cambio para bien.
Apuntes
Después del derrumbe de los Calderón en Michoacán, más relevante que la derrota de los perredistas, la disputa por Morelia entre PAN y PRI derivó en el recuento voto por voto, por primera vez en México. ¿Quién ganará? La certeza, la que no tuvimos los mexicanos en 2006.

http://www.proceso.com.mx/?p=288844

sábado, 19 de noviembre de 2011

El Registro de Nuestra Coalición



Las dirigencias de PRD, PT y Movimiento Ciudadano presentaron ante el Instituto Federal Electoral (IFE) la solicitud de registro de coalición total denominada Movimiento Progresista, que participará en el proceso electoral del año próximo. Jesús Zambrano, Ricardo Cantú y Luis Walton reconocieron que la determinación de ir en coalición total los coloca en desventaja, y corren el riesgo de perder el derecho para que sean transmitidos un millón 500 mil espots en medios de comunicación electrónica.
La víspera se extendió la versión de que los dirigentes nacionales de los tres partidos podrían participar en la contienda interna por la candidatura a la Presidencia de la República contra Andrés Manuel López Obrador. Ayer Zambrano, Walton y Cantú descartaron tal posibilidad y negaron que pretendieran inscribirse.
Por la tarde los tres dirigentes, acompañados por Manuel Camacho Solís y Dolores Padierna, se reunieron en el vestíbulo del edificio principal del IFE con el consejero presidente, Leonardo Valdés Zurita, y los integrantes de ese órgano, Alfredo Figueroa, Benito Nacif, Marco Baños y Alfredo Ríos, para entregar el convenio de coalición electoral total.
Ricardo Cantú explicó que la coalición total manifiesta el grado de unidad al que llegaron las fuerzas progresistas de izquierda, que privilegiaron el interés superior de la sociedad, y una propuesta diametralmente distinta al sistema neoliberal.
Jesús Zambrano, presidente nacional del PRD, expuso que la coalición representa la búsqueda de construir una mayoría política para ganar el gobierno de la República y construir la mayoría en las cámaras del Congreso de la Unión.
Tanto Zambrano como Cantú y Walton advirtieron que si el Consejo General del IFE determina restarle a la coalición Movimiento Progresista el millón y medio de espots, de inmediato se interpondrá una controversia contra tal decisión porque constituiría una muestra clara de inequidad.
En el acto, Leonardo Valdés informó que en 10 días se responderá a PRD, PT y Movimiento Ciudadano en torno a si es válida la coalición solicitada.
Jesús Zambrano reiteró que una vez que se dé a conocer la decisión del Consejo General del IFE, los tres partidos valorarán si contravienen la probable determinación de arrebatarles el millón y medio de espots.
También al ser cuestionados sobre su presunta intención de participar en la contienda interna por la candidatura a la Presidencia de la República, Zambrano, Cantú y Walton rechazaron la versión; el presidente del partido del sol azteca fue enfático: ¡No participaré!
El convenio presentado y entregado a Valdés Zurita establece que los tres partidos decidieron formar la coalición total, para las elecciones de presidente constitucional, fórmulas de candidatos a senadores en las 32 entidades federativas, y de diputados en los 300 distritos electorales por el principio de mayoría relativa.
Se comprometen a postular y a registrar como coalición a los candidatos a la Presidencia de la República, así como a las fórmulas para senadores y diputados federales.
También se comprometieron a aportar en efectivo la totalidad de los recursos que reciban por concepto de gastos de campaña de acuerdo con los siguientes postulados:
Adicionalmente a los recursos mencionados, los partidos políticos podrán realizar aportaciones en efectivo o en especie; dichas contribuciones serán destinadas a solventar los gastos de campaña de los candidatos.
Para la administración y reporte de los gastos de campaña, acordaron constituir un consejo de administración que será integrado por un representante de cada uno de los partidos coaligados.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Perspectivas 2012


Los resultados de la encuesta que nos dieron a conocer Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador, que definió al candidato de las izquierdaspara la Presidencia de la República, no son, de ninguna manera, el retrato caprichoso del momento que pudiera reflejar el ánimo cambiante, por ello mismo, de la medición. No. Es, no cabe duda, el reflejo fiel del trabajo que López Obrador ha ido levantando, pueblo por pueblo, año tras año para construir una conciencia colectiva que, más allá de las despensas o los cincuenta pesos por voto, defienda, sin titubeos, la necesidad del cambio.
Por vez primera una contienda de este tipo transcurre, cuando menos en el PRD, sin insultos ni trácalas, sin la tomade alguna oficina del partido y sin escándalo. Hay, sí, un ganador y un perdedor, pero hay algo mucho más importante: la unidad que promete dar una batalla ejemplar en la carrera por la Presidencia.
Y, tal vez, un cambio en el PRD que arrebate de las manos de quienes lo han hecho una porquería, para convertirlo en el organismo, en la institución partidista que reclama buena parte de la sociedad, cansada de las alianzas y los arreglos que nunca la benefician.
Decimos que tal vez porque nadie puede asegurar qué va a pasar con el grupo hoy dominante en ese partido: loschuchos. Ni López Obrador ni ningún candidato puede ir al triunfo electoral si tiene en contra a la dirección del partido que lo postula, o más claro, si son sus enemigos.
Dado que entre Nueva Izquierda y López Obrador hay una historia de cochupos y traiciones en contra del tabasqueño, lo primordial será, que no quepa duda, el cambio en la dirección de ese partido. Dormir con el enemigo es un suicidio, y de nada servirá la entereza de la gente si desde la cúpula partidista se dinamitan los esfuerzos del candidato. El anuncio de Ebrard y López Obrador da por muerto el chuchinero, cierra la etapa más vergonzosa de ese organismo y promete una reconstrucción en la que no caben quienes hoy dirigen al PRD.
Esa tarea parece ahora destinada a Marcelo Ebrard. El jefe de Gobierno ha dicho que no buscará ningún puesto de elección popular, lo que de ninguna manera quiere decir que se alejará del quehacer político. Por el contrario, sus tareas se multiplicarán.
La pregunta es: después de diciembre de 2012, ¿hacia dónde? La respuesta está en las necesidades a que obliga la política en general, y la partidista en particular. El PRD debe ser sometido a una limpieza profunda y a una recomposición que le permita convertirse en una alternativa real para la sociedad, y no en el adefesio al que lo tiene sometido Nueva Izquierda.
Entonces, para esas fechas, Ebrard deberá tener en las manos las riendas del PRD, y para eso primero debe pavimentar el camino a López Obrador, vereda que seguramente, dentro de algún tiempo, él recorrerá. En otras palabras, la seguridad que él le ofrezca al candidato a la Presidencia será la misma que él tenga en el futuro. De ahí que seguir cargando con los fracasos de Manuel Camacho, y las trácalas de los chuchos, sería tanto como preparar su propio cadalso.
Por ello, además de la muy difícil tarea de gobernar la ciudad, Ebrard parece tener frente a sí una serie de labores que más allá del momento deberán tejer su propio destino político. La decisión de proponer a quien lo suceda en el cargo, que como todos lo entendieron está en sus manos, es el paso que modelará, lejos de los intereses tribales y del lustre de personajes ajenos al interés público, la posible nueva forma de hacer política que busca establecer Marcelo, así que, como muchos dicen, lo mejor que le pudo haber pasado a Marcelo ya sucedió.

Acuerdos democráticos



Los resultados de la encuesta que nos dieron a conocer Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador, que definió al candidato de las izquierdaspara la Presidencia de la República, no son, de ninguna manera, el retrato caprichoso del momento que pudiera reflejar el ánimo cambiante, por ello mismo, de la medición. No. Es, no cabe duda, el reflejo fiel del trabajo que López Obrador ha ido levantando, pueblo por pueblo, año tras año para construir una conciencia colectiva que, más allá de las despensas o los cincuenta pesos por voto, defienda, sin titubeos, la necesidad del cambio.

López Obrador, inicio de la precampaña



Andrés Manuel López Obrador arrancará su precampaña para la Presidencia de la República con una gira por las 16 delegaciones del Distrito Federal, del 18 al 22 de diciembre, confirmó el presidente del PRD capitalino, Manuel Oropeza Morales.
Aunque aún están por definirse algunos detalles del recorrido, en demarcaciones como Benito Juárez, donde tienen confirmada su presencia en la explanada delegacional para la tarde del 18, la casa del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en esa delegación inició ya los trabajos para la difusión del acto.
En entrevista, Oropeza confirmó que con esta gira López Obrador arrancará prácticamente su precampaña para continuar después sus recorridos por los estados de la República, ya que coincide con la fecha que señala el Código Federal de Instituciones y procedimientos Electorales para el inicio de las precampañas.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Coalición Movimiento Progresista


 Andrés Manuel López Obrador es el virtual candidato presidencial de los partidos de izquierda para los comicios del 2012, al imponerse en las dos encuestas nacionales realizadas por las empresas Nodo y Covarrubias, al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard.
Para brindar una imagen de unidad, este martes López Obrador, quien prácticamente amarró su segunda candidatura presidencial consecutiva, y Ebrard dieron a conocer los resultados; se dejaron fotografiar juntos, se abrazaron, confirmaron su amistad y anunciaron que irán juntos en la carrera por la Presidencia de la República en el 2012.
René Cervera, de la Fundación Equidad y Progreso, y Octavio Romero, exoficial mayor del Gobierno del Distrito Federal y actual colaborador de López Obrador, dieron a conocer los resultados.
Informaron que de las cinco preguntas, la más importante fue: “Entre las personas que aparecen en esta tarjeta (López Obrador y Ebrard), ¿A quién preferiría como presidente de la República?”
El resultado favoreció a López Obrador, quien según su encuestadora, Covarrubias, obtuvo 7.07 puntos porcentuales contra 2.54 de Ebrard mediante la encuestadora Nodo, que propuso el jefe de Gobierno.
“El resultado de las consultas, como aquí se ha dicho, me beneficia, en consecuencia, haciendo uso de mi libertad de expresión, manifiesto que voy a participar en la contienda electoral del 2012; lo haré con apego a las decisiones que adopten de acuerdo a sus estatutos los partidos progresistas, PT, PRD y Movimiento Ciudadano, y en conformidad por los tiempos y procedimientos que establece la ley electoral vigente”, anunció López Obrador.
Propuso que la coalición que será registrada el viernes 18 de noviembre ante el Instituto Federal Electoral (IFE) se llame Movimiento Progresista. Comparó a Ebrard con “Ulises”, el protagonista de La Odisea, porque “no se dejó cautivar por el canto de las sirenas” y puso el interés general por encima de sus legítimas aspiraciones presidenciales.
“Marcelo, como ‘Ulises’, el de La Odisea, no se dejó cautivar por el canto de las sirenas; se puso cera en los oídos para continuar la travesía o la mira puesta en los ideales de libertad, justicia y democracia”, precisó.
López Obrador dijo que por esa actitud aceptó las recomendaciones hechas por Ebrard y se comprometió a respaldar la orientación política que el jefe de Gobierno defina, “en el marco de la legalidad y la democracia”, como candidato a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal “para seguir gobernando a la Ciudad de México”.
Reconoció que Marcelo representa a los sectores de las clases medias y empresariales, por eso consideró que al “ir juntos” en la carrera presidencial se van a complementar. “Y eso, se los aseguro, nos permitirá potenciar nuestras fuerzas con el objetivo superior de transformar a México”, expresó.
“Acato los resultados”: Ebrard
Antes, Ebrard admitió su derrota y sostuvo que no buscará ser candidato en 2012 a ningún puesto de elección popular.
“Acepto y acato los resultados de las encuestas. Cumplo lo que he dicho, así sea la diferencia que sea, pequeña o no, hago honor a mi palabra con dignidad y optimismo”, señaló Ebrard, tras declararse una persona leal a sus principios.
Luego pidió a López Obrador tres cosas: Formar un frente amplio que atraiga a intelectuales, empresarios, clases medias, defensores de derechos humanos, del medio ambiente, de la equidad de género y a los jóvenes; que cese el conflicto con el PRD y sus dirigentes de la corriente Nueva Izquierda; y que en la campaña presidencial del 2012 incluya al sector privado, clases medias y gente del exterior.
“No veo otro camino para el triunfo”, argumentó.